En este día de quemasdá
y nubes sin colores
me siento como una única canción
en una triste lista de reproducción
Las líneas equidisformes de la mar
y los relojes
trazan mapas para adictos al dolor
que siempre indican la misma dirección
y aunque el norte queda más allá
de los bordes
pienso escaparme en un zapato de vapor
y —después de las disculpas— decir adiós.
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