miércoles, 12 de noviembre de 2014

Sólo una vez más...

La infelicidad no es un estado para mí. Es una compañera de piso a la que tengo encerrada en una habitación, y a la que visito de vez en cuando en un arranque de puro masoquismo anímico para dejarme violar como hace ella tan bestia y tan intensa, pero afortunadamente tan breve.

Hoy he vuelto a cruzar esa puerta. No es mi masoquismo del tipo de sentir placer en el dolor que me provoca, es más bien masoquismo ese propio sentimiento de necesidad o curiosidad de abrir la puerta, a sabiendas de lo que me espera tras ella. Decía que hoy la he vuelto a cruzar en busca de esa ración de masoquismo purificador, pero los gritos que me ha provocado hoy no se podían oír más que en ese silencio que casi otro plano de la realidad.

El silencio del que hablo es ese que te permite escuchar el ruido de las escamas caídas de la piel de tus manos y brazos cayendo sobre la mesa de cristal. El que hace que tus propios latidos suenen como si fueran los bajos de la música de una fiesta en casa de algún vecino.

Y ahora, tras salir de la habitación, malherido, agotado y endeble, me dirijo hacia donde el rastro de mis lágrimas en el suelo me lleve. Cuando no haya más rastro que seguir, significará que he dejado de llorar y que puedo entonces volver a casa, a vivir mi vida con normalidad sin tocar esa puerta que sé que solo volveré a cruzar una vez más. Siempre sólo una vez más.


viernes, 28 de febrero de 2014

¿No ves que nunca olvido?

Acaba ya de una vez, febrero cabrón
egoísta, putrefacto y asesino
Basta ya de recordarme lo gris de todo,
¿No ves que yo nunca me olvido?

Aquí me tienes, tirando de calefacción
creyendo que así combato el frío
igual que vivo tirando de esperanza 
¿No ves que yo nunca te olvido?

Vete ya y vete lejos, puto invierno
Con tu son de muerte y tu piel de frío
con tus fechas grabadas a fuego
tu marina mercante, tu consumismo

Que llegue ya el germen de marzo
Vengan calor, luz y colores a su sitio
y hagan que me crea feliz otro año
¿No ves que yo nunca lo olvido?

Deja que naveguen los veleros
llenos de magnates y bohemios
que se quiten la ropa los amantes
y se oigan sonidos más joviales


ya se que regresarás de nuevo
y yo tendré más años, menos frío,
y muchas menos horas de sueño
¿No ves que yo nunca la olvido?

martes, 11 de febrero de 2014

Buenas noches

Recuerdo caminar contigo de la mano
y recuerdo montar de copiloto en tu coche.

Tú has vivido muchos años sin mí,
yo en cambio he vivido todos los míos contigo.

Recuerdo irme a la cama, buenas noches, despedirme hasta mañana;
y recuerdo cuando tú empezaste a irte y era yo el que me quedaba.

Te vas, y los demás, aquí detrás nos quedamos, muy tocados,
Mirándonos los unos a los otros, sin decirnos nada
y a la vez diciéndonoslo todo sin mirarnos.

Recuerdo cuando todo era más fácil, más alegre, más bonito;
Y recuerdo cuando el mundo empezó a ser feo, triste y jodido.

No me hace ni puta gracia que te tengas que ir ya,
pero supongo que menos gracia te hace a ti irte ahora.

Tú que siempre has tenido el mejor de los humores,
Tú que siempre has tenido la mejor de las risas.

Ahora, ahora nos toca a los demás seguir riendo ahora
y, la verdad,
ahora no es fácil porque ahora duele ahora.

Duelen todas las risas que nos echamos
Los vinos, las cenas, los viajes

Puñaladas traperas de la vida,
Clavos que apuntalan la caja donde yacen
Mi alegría falsa y mi forzada sonrisa

Ahora que vas a quedarte para siempre conmigo
Y a mí me quedan años por vivir sin ti
Déjame decirte una vez más «buenas noches»

Antes de que tú te vayas por fin a dormir

domingo, 2 de febrero de 2014

Un ser de gustos peculiares

Soy un ser de gustos peculiares:
la carne me gusta cruda,
lo mismo que el pescado.
La fruta, la prefiero fermentada
y los cereales, destilados.

Las fotos me gustan sin personas
Y en pintura, me van más los retratos
Desconfío de los libros gruesos
pero adoro los poemas largos

Echo de menos sentarme a "ver qué echan"
No me gustó Lost, ni los Soprano
y mi Delibes preferido lo leí años después
del que me impusieron en la escuela

Soy un esnob, un urbanita
que nació en una Palencia
y nunca ha tenido dinero
pero nunca ha sido pobre

Cada noche de copas
un amigo distinto me pregunta
desde cuándo bebo capitán morgan

La mitad de mis allegados
me considera un rojo edulcorado,
la otra, un facha reaccionario

No es que me importe mucho
pero sí que estoy hasta los huevos
de explicar a los demás que el mundo
no es ni plano, ni blanco ni negro

Vuelvo así, pues, señoras y señores
a reclamar a grito pelado
que me dejen en paz con mis colores.




miércoles, 23 de mayo de 2012

Cuando se me seque la pólvora...

Antes, cuando hablaba contigo, mi eme con mi a sonaban 'ma'. También me reía mucho. Muchísimo. Te llamaba cuando tenía un ratito libre y nos reíamos. Pero eso era antes, cuando hablaba contigo. Ahora, a mi móvil le falta un contacto en la agenda, y aunque me ponga a gritar entre berridos de dolor, ya no contestas.

Ahora, las únicas letras que junto son las del Apalabrados, y solo porque me dejan ganar, y aunque consigo sonreír todos los días, cada día cuesta más que el anterior, quizá porque mis ratos libres son menos ratos, o menos libres, aunque sean más largos. Puta mierda de no tenerte ya conmigo.

Pero aún no lo he mandado todo a la mierda. He aprendido que no soy tan importante como para que la vida me tenga manía, por mucho que se empeñe en parecerlo. Es cierto que tengo aún llenos los lacrimales, pero me quedan muchas más balas en la recámara, que pienso ir disparando de vez en cuando. Tirando a dar, por supuesto, otra cosa es que sangren al enemigo o le marquen el peinado.

Ojalá fuera tan fácil como decirte lo mucho que te echo de menos. 

jueves, 10 de marzo de 2011

No es para saludarte

Si alguna vez me ves con el brazo en alto,
no es para saludarte
es porque me gusta chocar los cinco, tanto,
que a veces me choco a mí mismo
y lo doy un nombre
y lo llamo aplaudir.
Puede que sea muy naïf, o tú muy gilipollas
pero yo, si quiero, aplaudo con los labios
y el brazo en alto -no te has dado cuenta-
te muestra una especie de supositorio
mientras tú
vuelves a casa en taxi y te acuestas pronto
-vamos a la cama, que hay que descansar-
Yo descanso dándole de hostias a la almohada
mirándote en el centro de los ojos,
que es justo lo que tú no haces,
tú, que miras al suelo, como una rata.
Yo uso el suelo para plantarme de pie frente a ti
avanzar, un, dos, tres, izquierda, derecha
y lo doy un nombre
y lo llamo pasear.
Puede que sea muy naïf, o tú muy imperialista
pero no me excita conquistar más territorios
sólo nuevos dormitorios
en los que ni si quiera voy a dejar mi firma
Porque tú firmas al final de cada hoja
pero yo firmé al principio la mía
y lo di un nombre
y lo llamé nacer.

viernes, 4 de marzo de 2011

La mejor tortilla del mundo

No me esperaba, por lo que me contaron,
que esto fuera a ser así
Nadie me dijo que daba igual ganar o perder dinero
puesto que nunca, en verdad, fue de mi propiedad

Me explicaron por qué tenía que estudiar
que era necesario pagar los impuestos
y que la libertad de uno termina
donde empieza la de los demás.

Me dijeron que encontraría al amor de mi vida,
que tenía que ser de izquierdas o derechas,
que las corbatas sólo son para los días de fiesta
y que, por mucho que digan, la de tu madre
es siempre la mejor tortilla.

Me enseñaron que el tiempo cambia por efecto
de diversos agentes medioambientales
y que Sirio es la estrella que más brilla

Me dijeron que no es agradable el olor de los hospitales
aunque no me explicaron que huelen mucho peor
Cuando no eres tú el enfermo al que hay que visitar

Pero he descubierto que hay muchos más caminos
de los que tengo a cada lado
y que el amor de mi vida puede ser una noche o una ciudad
y que la libertad se limita a elegir sólo
la marca y modelo que tú quieras comprar.

Y también he aprendido que no se remueve mejor
la sopa con una cuchara que con dos palillos chinos,
que siempre habrá anticiclón cuando sonrío
y que puedes encontrar la estrella más brillante
en cualquier parte: dentro de una corbata
Eso sí, una cosa sí era cierta:
La mejor tortilla era la de mi madre.

jueves, 17 de febrero de 2011

Salir de mapa

En este día de quemasdá
y nubes sin colores
me siento como una única canción
en una triste lista de reproducción

Las líneas equidisformes de la mar
y los relojes
trazan mapas para adictos al dolor
que siempre indican la misma dirección

y aunque el norte queda más allá
de los bordes
pienso escaparme en un zapato de vapor
y —después de las disculpas— decir adiós.

martes, 15 de febrero de 2011

Sin velas en los zapatos


Un zapato de charol y de melancolía
una artista percusionista naaufragando
una voz rasgándose a cada meandro
mientras pisa
un río con gotas de sal y de tequila

Con las piernas colgando a babor
y los ojos puestos en la puesta de sol
dibuja puntitos al final de cada huella
salta escalones de cuatro en cuatro
rema en círculos alrededor de sus estrellas
se le llenan de agua las manos

Quiere hallar una soledad compartida
un lugar donde encallar un rato
un camarote lleno, una silla al lado
un crítico al que rayar los cuadros
y callarle de besos la boca
y llenarle de agua las manos

y llenarse de agua las manos